Ya lo sé todo. Miró repetidamente la computadora, parpadeó un par de veces y lo repitió. Ya lo sé todo. Se removió sobre la silla, dió un par de clic's, frunció ligeramente el ceño, y su cara, de pronto, se torno en un gesto plano. Vio su mismo reflejo en la pantalla con los párpados caídos, los labios juntos, como callados. Neutral. Tanto pensar prepara, entonces ya no necesitas molestarte molestándote, pensó.
Repasó lo dicho anteriormente, lo conversado hace pocas horas atrás. Sintió el sabor del reflujo agrio en la boca. Hizo un gesto con la boca y se movió de la silla giratoria por un momento, se fue hacia el escritorio y vio lo que habían avanzado. Miró su trabajo, lo tocó con cuidado.Ya habían hablado de no volverlo a hacer, tomaba muchas horas, aunque había sido un buen espacio de tiempo para conversar. En ese momento fue que se dio cuenta lo que pensaba -él- al respecto de eso. Y tomó su propia decisión. No le picaban los ojos, no sentía sus mejillas enrojecer, contrario a lo que siempre pensó que pasaría, cuando fuese a decir tal cosa, al menos, frente a frente.
Se acercó entonces rápidamente a la computadora, y buscó entrar a internet. Quería escribir este post, pero no se puedo conectar. Recordó le había dicho que no podía conectarse porque había tenido errores de conexión, cosas así. Entró a Word y comenzó a escribir. Escuchó unos pasos al fondo, luego una voz que se acrecentaba. Se dió cuenta que todo lo escrito, no tenía como guardarlo y lo cerró. No importa, siempre puedo escribir de nuevo. Entró a la carpeta de música que ya estaba abierta y seleccionó la canción Dog days are over, se paró junto a el trabajo de él y siguió avanzando. Esa canción es buena para las despedidas, pensó. Entonces, entró él.
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