viernes, 22 de abril de 2011

Servicio al cuarto.

Estaba la habitación oscura, él se paró para prender la luz, luego se cubrió un poco con las manos la vista y se fregó los ojos. Una mujer emergió de entre las sábanas, lánguida, se tapó su desnudez y lo miró, lucía el ceño fruncido.

-No te vistas- dijo, sus manos arrugaron la sábana más cerca de ella. Él volteó y ella hizo un chasquido con la lengua, como llamando su atención.

-¿Qué?- giró a verla, estaba sentada, con el cabello enmarañado -Que no te vistas- él soltó la ropa que sostenía, y la miró. Esperaba que dijera algo.

-¿Por qué siempre tiene que acabar así?- lo miró con cierta impotencia -¿Acabar cómo?- se reacomodó parado e hizo un gesto feo. -¿Acaso no la has pasado bien?-

-Eres un idiota- Giró la cabeza lanzando una mano al aire, la sábana corrió un poco, y ella la sostuvo y se volvió a cubrir. No podían ni verse sus pies.

Se volteó dispuesto a recoger la prenda que había dejado caer hacía un rato cuando le volvió a llamar. -Estoy cansada- ella sintió un reflujo agrió en su boca -Yo también- y él se carcajeó. -¡¿Puedes ponerme atención por un instante, por favor?!- Había dado un manotazo a la cama, sus ojos estaban inyectados y lo miraban.

-¿Qué sucede?- Tenía un bóxer en la mano, comenzó a ponérselo. -Pasa que siempre es igual, venimos, pasaaa- alargó las "a" y señaló la cama -Esto- Tragó con fuerza -Y luego te vas, te vas, te vas.

La miró un momento, su rostro estaba un tanto enrojecido, sus ojos marrones estaban negros. -Sabes que no puedo quedarme- Dijo con voz conciliadora. -Siempre lo has sabido- agachó la cabeza, como avergonzado.

-Pero me dijiste que esto sería fácil- Su voz bajó y sus ojos grandes se abrieron, redondos. -Y no es nada fácil- Sus brazos cayeron a ambos lados de la cama, como derrumbados, y la sábana se corrió.

Se sentó en la cama con ella y corrió la sábana hacia ella, descubriéndole solo los pies. -Cariño...- Acarició sus piernas sobre la tela. -No me digas así, al menos no ahora- Se quedó callado y miró hacia la ventana de la habitación por un momento -¿Cuándo podré volver a decirte cariño?- Suspiraron -Cuando ya no sea tu "novia" de los fines de semanas- Se movió alejando su cuerpo de él, se acurrucó al otro lado de la cama y lo miró.

Él también la miraba, -Sabes que te quiero, ¿verdad?- le dijo, -Tú quieres lo que puedo hacer, no lo que soy- dijo sin parpadear. Sus ojos entraban entrecerrados, como analizándolo. -Pero somos amigos- -Lo fuimos- -¿Por qué fuimos?- -Porque uno no hace daño a quien quiere, y uno quiere a sus amigos, ¿no? Al menos a los buenos, y creo que fuimos buenos amigos- Cuando habló, sonó sabia. Puso una mano bajo su cabeza, como si fuera a dormir.

-Entonces no soy amigo de mi esposa, ni de mi hijo- concluyó él. Alzó una ceja como cuestionando -Claro- respondió. Se quedó pensando un largo momento, entonces vio que ella se paraba y, mientras la seguía con la mirada, preguntó -Entonces, si no me consideras tu amigo y no crees que te quiera, ¿por qué quieres que estemos juntos?- La vio ponerse su ropa interior, una falda y girar hacia él.

-Porque yo te quiero, porque ya te quise como mi amigo y eso ya murió, y ahora te quiero como mi novio, a pesar que tú no me quieras.- Caminó hacia él blandiendo unas pantimedias -Quiero poder pasearme por la calle y presentarte a mis amigos y a mi madre y estar juntos y vivir juntos y tener un perro. Creo que eso sería bonito- Se sentó al lado de él y lo miró.

Se quedaron callados un largo rato, el sonido de las manos de ella estirando las pantys resonaba. -Yo ya tengo todo eso- murmulló, -No puedo dejarlo tan libremente... Así, como así- Suspiró.

-Entonces este trato ha terminado en esta habitación el día de hoy- Se paró rápidamente, lanzó la pantimedia a un costado, había estirado las costuras y no servía. Se paró frente a él -Mírame y dame la mano, que esta es la última vez, mi querido desconocido de sábanas- Su cuerpo espigado se paraba estiradito frente a él, por lo contrario, él estaba encorvado frente a ella, con la cabeza baja. Alzó la mirarla.

-No me digas eso- pidió, su rostro palideció. -Sí, sí puedo, yo sabía a lo que me atenía y ahora que no puedo tener más, no quiero tenerte- Su voz segura le sorprendía, -¿Pero puedo buscarte?- Tomó su mano -No seas ridículo- Ella giró el rostro hacia el techo, sus ojos se pusieron de un claro marrón. -Cuando alguien dice "adiós" es "adiós", no "hasta luego", sino diría "hasta luego" y no he dicho eso-

Un murmullo resonó entre los pantalones de él en piso, Y es que tienes algo muy especial. Tienes un encanto que me va a matar. Eres como una rosa que no la puedo tocar. Y solo quiero decirte una vez más que te quie-. Se quedaron en silencio escuchando la canción hasta que el celular se cortó. Ambos mirando en dirección a donde venía la música. -Te está llamando- tenía los ojos entrecerrados de nuevo, los labios entre abiertos y la voz ida. Se volteó inmediatamente por el resto de sus prendas.

-¡Espera!- se paró alarmado -No puedes irte, ha sonada nuestra canción, ¡debe ser algo! ¡debe significar algo!- camino un par de pasos hacia ella, pero no la toco, solo la miraba. -Lo único que significa, es que tu esposa y que yo compartimos lo que tú llamas nuestra canción- Se puso una blusa y se metió al baño -Y eso me parece horrendo- su voz desde el baño sonaba más terminadora. El ringtone comenzó a sonar de nuevo. -¿Puedes contestarle, por favor? Es irritante- Arrastrando los pies, recogió su pantalón como ordenó ella y cogió su celular. Eres como una rosa que no puedo tocar-.

Conversó con su mujer unos minutos, ella no sospechaba nada, era quizás lo mejor y lo pero en estos momentos, sentía su lengua y sus mejillas temblar y ella exclamaba cuanto debía extrañarla, que lo extrañaba también. Colgó. Volteó y sintió los ojos aguados cuando la vio vestida.

-Ahora sí, dame la mano- Estaba peinada, con su saco y su blusa y su falda de oficina, bien arreglada. Tan linda, se dijo. -No quiero- suspiró -¿Por qué debo creerte que me quieres y tú no puedes creer que yo sí te quiero?- sonaba suplicante de una forma un tanto dolorosa. Se talló los ojos rojos. -Puede que me quieras- Ella caminó hacia él y tomó su mano enlazando sus dedos. -Pero no lo suficiente como yo quisiera- Le sonrió -Ahora recoge esos pantalones, vístete, que necesito que seas rápido-

Él se agachó y tomó la ropa que dijo, se le escapaba de los dedos, su espalda se encorvaba. -A ver- Ella le quitó los pantalones de la mano y se arrodillo, le pidió que levantase una pierna y los metió cada boca del pantalón como debía, luego los subió y los cerró, él la miraba. Sus ojos caían hacia los lados, como en los peluches tristes. -Ahora la camisa- la recogió y se la puso de la misma forma, él no se movía, solo la miraba, tan atento, abotonó casi todos los botoncitos, dejando los dos primeros sueltos.

-Así te ves más sexy- le sonrió. Puso su palma en su pecho y él la abrazó deliberadamente. Era la primera vez que él la tocaba después de eso. -Dame un segundo- susurró bajo en su oído, ella asintió despacio y dio un profundo suspiro. Rodeó sus brazos su cuello y posó su mano en la cabeza de él, dejando caer su mejilla el hombro de él. Pasaron veinte minutos hasta que se separaron.

Se limpió la cara con la manga de camisa -Me siento idiota- trató de reír un poquito al final. Ella sonrió -Eres un poco idiota, pero está bien- dio un par de pasos atrás -Ahora sí, ¿puedes darme la mano?- Estiró la mano con todos los dedos juntitos -No- -¿Por qué?- Sus ojos redondos se abrieron cuestionando, -Porque sí somos amigos, o al menos, sí eres mi amiga y no quiero despedirme así de ti, déjame darte un beso e irme feliz a mi horrible familia- Su rostro blanco, pálido, con las mejillas rosadas, la miró. Con los ojos más negros que nunca. Una sonrisa-mueca linda nació en su boca.

Ella lo vio con sus ojos grandes, sonrió, y bajó su mano. -Será un solo beso, un beso de amigos y... Nada más, okey?- -Okey- Se acercó como cuidando sus pasos y, entrelazando de nuevo sus manos con las de él, rió como una chiquilla. -Me haces hacer tantas ridiculeces- -Pero es bonito- Se acercó, y juntaron sus frentes.

Ella acunó su rostro con una mano y él cerró los ojos, se acercó y se dieron un beso suave. No ahondaron en nada apasionado, toda aquella pasión ya había quedado entretejida en las sábanas. Se abrazaron fuertemente, ella se empinó y él la alzó del piso dentro de su abrazo. El beso terminó con un sonoro "muaak" como en los cartoons de la televisión y ambos cayeron parados al suelo.

-Esa ha sido una despedida que nunca olvidaré, cariño- dijo después de un largo momento de silencio. Ella no lo miraba, lucía desubicada. -Bueno... Como ves, yo tampoco- parpadeó varias veces y se espabiló torpemente como buscando bien su centro. -Fue mucho mejor que darte la mano, eso es seguro- sonrió, ruborizada, él respondió el gesto. Él se sentó en la cama.

-Ahora, debo irme, ¿cuídate, si? Y por favor, nunca digas nada de esto, solo para que, al menos, sí sea lo único nuestro-nuestro- comenzó a caminar en retroceso, acercándose a la puerta, miró de reojo, donde estaba su cartera, y se acercó a ella, la tomó y luego se acercó a él de nuevo -Te lo prometo por nuestra amistad- Ella bufó -Solo promételo- hizo una mueca nostálgica. Él levantó un dedo e hizo una cruz sobre su pecho, -Lo prometo-.

-Gracias- de su cartera sacó unas mentas y unos cigarros mentolados. -Solo cuando haya salido de aquí- Y se los tiró a la cama. -Gracias- Los alzó en la mano con un gesto amable en el rostro. -Cuídate también, chica bonita- La miró tomar la perilla de la puerta y salir medio cuerpo. Ella regresó a verlo y le lanzó un beso volado, él le guiñó el ojo y se fue, y ahí acabó todo.

3 comentarios:

Yo dijo...

Muy bonito post. Muy intenso y real. De verdad que es genial. Ja!, bueno, tambien vi varios detalles de la realidad. Eso de que se empinó cuando se abrazaron, de que se decian adios con la mano, etc, etc. Bueno, uno siempre tiene que guiarse con algo de la realidad.

Espero sigas cultivando ese espiritu de escribir!

Unknown dijo...

Hay muchos más detalles, de los que puedes ver.

Yo dijo...

En realidad creo que sí, hay muchos más detalles que no se leen, pero que, por los actos que realizan los pesonajes, los personajes o los pensamientos, se pueden sentir o imaginar :P