Dícese que muchas cosas no deberían pasar. Cuando estaba sentada esperando a que algo suceda, a que algo me suceda y no pasaba nada. Y no venía nada a mí. Quizás algo esta mal conmigo, pensé. Quizás si es lo que temo. Un dedo fue directo a mi boca y me mordí la uña, así hice con esa y con la siguiente y con la que seguía.
¡Sophie! ¡Deja eso! Es de tan mal gusto, por favor muévete si no estas haciendo nada que necesito llevar algunas cosas a la cocina. Su voz era ronca, orientó su silla de ruedas hacia ella y rozó su pie enyesado con el brazo de ella. Sophie volteó y se frotó los ojos, sintió sus ojeras profundas y pesadas, luego su mano cayó a su panza ligeramente hinchada. Me estoy imaginando cosas, se dijo. Soy una neurótica.
Se levantó y llevó unos platos y unos vasos, los lavó y regresó a su silla en la computadora, se frotó con los dedos gorditos, las sienes. y cerró los ojos compungida. Mamá, siento que el corazón me late muy rápido. A ver, ven. Se acercó a paso calmo y se situó sin rozarle el yeso. Su mamá tocó su pecho y luego colocó su oído en él. Tienes un ataque de ansiedad, siéntate. La silla hizo un movimiento torpe pero rápido y ella sintió las palpitaciones más rápido. ¿Tendré un infarto?, pensó. El aire salía más rápido por su boca.
Tómate un Circulín, le dijo su mamá. Su abuela estaba también ahí, se lo alcanzó con agua. Su garganta lo rechazó un poco, lo cual fue raro, ya lleva varios años tomando pastillas. Aún faltan algunas horas para tu clase,duerme y yo te paso la voz. Ella sabía que no le avisaría nada, su mamánunca le pasaba la voz para nada, salvo cuando pasaban diez minutos para que empiece su clase y necesitaba una hora para salir de ahí. No, ya se me está pasando. Si mano bajó a su panza nuevamente. Ya no estaba hinchada, le dolía un poco. No, hijita, duerme no más, tu mami y yo te pasamos la voz. Su abuela hizo coro, ella se volteó pacientemente y caminó hacia su cuarto, su mamá insistió en darle un Diazepan antes de dormir y lo tomó, sintió el estómago revolver.
En su cama, se cubrió enteramente, sus ojos sobresalían mirando a su alrededor su cuarto desordenado, sintió tensión en su nuca. Estaba echada boca arriba, palpó las sábanas y, con ellas, el colchón. Si es verdad, ¿qué será de mí?, pensó franca. No he visto la imagen completa, se dijo. Cambió de posición a una fetal. Su estómago crujió un poco y se mordió los labios, cerró los ojos y pensó. Quizás soy tan paranoica como él dice.
Durmió dos horas hasta que escuchó el ruido de la silla de ruedas ir y venir. Te has bañado, pilla. Le dijo a su madre, con los ojos entrecerrados. Sí, ya no soportaba, estaba apestando con este yeso ¡pesa como miércoles! La vio ir retrocediendo con el cabello goteando y una bata crema hacia su cuarto. Sophie se paró con lentitud, le dolía el cuerpo. Fue rumbo al baño, se vio los ojos amoratados por las ojeras y se sentó. Espero un momento, como había esperado todos los días. Él dice que no es bueno esperar aquí. Miró su baño azul y luego miró hacia abajo. Había sangre. Y se mordió lo labios en una risa.
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