sábado, 3 de julio de 2010

Secretos de madrugada

No cabía en mi pecho; no, no cabía. Lloraba, lloraba fuerte y ella solo me miraba. No me tocaba, no sabía por qué pero creo que temía hacerlo. Quizás se rompería. Sí, creo que eso pasaría. Que bueno que no me tocó.

Sus manos permanecían juntas, rosadas, como una damita; y mantenía una calma que no entendía. Yo solo seguía con ese sollozo horrible mientras ella, de un momento a otro, bajó la mirada, la regresó a mí y yo bajé la mía. No podía mirarla. No podía, ¿Cómo hacerlo? Le fallé, era mi madre y le fallé, yo le amaba, no podía pensar en otra cosa... Aunque al menos, ya le has dicho la verdad.

"Eres mi hija."

Dijo con voz baja, no intentendible, pero baja. Me pidió que calle un poco mis murmullos porque los demás dormían, me hizo algunas preguntas. Guardó silencio; repitió: "Eres mi hija"

"No importa lo que haya pasado, nunca te dejaré de querer."

Fue más una sentencia de amor que una línea tímida, como la anterior. La sentencia mas tranquilizadora de mi vida. Nos miramos y no entendí como en ella podía caber tanta comprensión por mí. Dejé de llorar.

Tomó mi mano con la suya y luego mi brazo mientras lo acariciaba suavemente y decía muchas cosas que ya no recuerdo, solo la miraba con su ceño semi fruncido y sus ojos valientes. Me abrazó y yo le respondí el abrazo, y me dijo que yo no era solo eso, me dijo que yo era mucho más.

"No llores, no vale la pena."

Yo me separé y le pregunté si lo que me decía era veráz, si no lo decía para hacerme sentir mejor. Ella sonrió pocamente, de lado y con los ojos de vidrio, asintió y yo le creí, como siempre le creo a ella, porque sé que no me puede mentir porque me quiere demasiado como la quiero yo y porque le agradesco que haya entendido algo que yo hasta ahora no entiendo y lamento.

Entonces me abrazó de nuevo y me dijo que ya no debería llorar nunca más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola

Me ha gustado este gran amor que tu madre sabe dar. Es una gran persona porque, a pesar de que le hayas fallado, ella no se molestó nunca -o al menos eso parece, segun el relato.

No te pido que me cuentes qué fue lo que pasó, el porqué de ese llanto; mas, no te negaré que me da mucha curiosidad, pero déjalo ahí.
Elvis