jueves, 10 de febrero de 2011

Nadie conoce a Paris

Entonces tú moriste, y nadie supo de ti. Solo pensaron que eras malo, que la amaste y que debías morir, que ellos estaban hechos unos para el otro. Nunca pensaron que tú también la amaste y que en algún momento, ella también te quiso, porque todo lo que se narraba era una pasión desbordante y tu tenías que ser el malvado que desate el plot de la historia y sí, tenías que morír.

Entonces tú moriste y a nadie le importó que alguna vez tú amaste a una mujer.

Ahora estamos en tiempos distintos, tú ya has muerto en muchas páginas, en muchos libros y en muchas bocas. En realidad, mucha gente ni cuenta se ha dado de que lo has hecho, pero creo que algunos pocos, como yo sí, te hemos visto ahí, desfallecer de tras una espada, tras una pasión y por un amor. Todo tan melacólico y antiguo. Cuando me doy cuenta de ello me pregunto, qué de justo hay en esto? Que hayas muerto por tu amor? Que hayas muerto a manos de otro tan salvaje como tú por la mujer que anhelabas? Por aquella mujer que alguna vez te quiso pero prefirió la pasión dulce de un joven jovial que le entragría sus palabras, su alma y su cuerpo, tanto o igual que hubieras hecho tú, mi joven Paris, mi joven tonto y enamorado, mi joven tonto, enamorado y muerto.

Porque no debiste morir, no por ella, no en manos de él. Porque nadie nunca se fija en aquel que ama en secreto, que adora silenciosamente y permite que su amor sea feliz mientras su muerte acaba con uno, mientras cae por un precipicio oscuro del nunca regresaré. Porque la pareja protagónica es siempre eso, protagónica, mientras que tú, mi querido Paris, te deslizas suavemente por una esquina a pensar porqué es que no perteneces a ese dúo elite para poder amar a tu amada y no sufrir como ahora nos tocará, OH mi amado Paris, sufrir.


Porque nadie nunca se tomó la molestia de fijarse en nosotros más allá de lo que las líneas nos permitieron decir.

No hay comentarios: