miércoles, 12 de mayo de 2010

Al borde de la cama

Ya llegarás, ya llegarás, faltan poquísimos minutos, yo lo sé, yo lo sé.

Es que, hoy he llegado temprano para ti, siempre suelo llegar mas tarde y todo sucede tan rápido que deja de ser tan bonito como la primera o la segunda o la tercera vez, todo es mas apresurado. A veces veo que traes tu maletín y me cuentas mientras nos vestimos de tus conferencias o sino se te escapa una risa de tus hijos. Diablos. Pero no importa, al menos me cuentas algo y yo sonrío porque luces tan adorable compartiendo así, mientras te anudo la corbata y sales por la puerta rumbo a tu casa.

Sin mí.

La última vez peleamos, ¿recuerdas? Sí, quizás pido mucho, sé que no puedo decirte que quiero mas tiempo contigo, pero ¿qué puedo hacer si eso es lo que quiero? Sé que haces lo que puedes para venir a verme a escondidas, para inventar todas las excusas con ella; sin embargo, luego de tantos años de estos encuentros tan preciosos creo que meresco mas de unas horas a la semana ¡meresco un maldito fin de semana para mí! Sí, tienes hijos, y no conmigo, pero podría darte uno si esto no fuera un secreto, si no fuera un número secreto en tu celular, si no fuera tu madre cuando te llamo o si no fuera la salida tarde de la oficina. Podríamos ser una familia.

Aunque ya tengas una.

Pero puedes tener mas de una, ¿verdad? Una vez me dijiste, mientras te asegurabas de no oler a mí, que yo era tu única y verdadera familia, así que puedo serlo, podríamos crear una. Por último, estoy dispuesta a aceptar a tus hijos, aquellos que concebiste con ella, pero que ambos sabemos que deberían ser nuestros.

Porque tú y yo deberíamos estar juntos.

La habitación parece más pequeña, pero es la de siempre, ¡qué raro! Y el aire se siente mas caliente, ¿o soy yo? ¿que me carcomen las ansias de verte? Sí, he llegado temprano, porque tú eres siempre puntual y porque el reloj aún marca tres minutos para las siete. Acomodaré las sábanas para ti y para mí, me pondré bonita ¡MÁS bonita!

Recuerdo cuando te conocí, es irónico como pasan las cosas, como uno piensa que jamás estaría predispuesto a estar en esta situación y luego, ya estas tan metida en ello. Luego ya no quieres salir. Y es que cuando eres el amante de alguien como tú es imposible no enamorarme de ti. Ahora pensando eso, ¿seré tu primera amante? Debo serlo... ¿verdad? Quiero pensar que así es, porque yo nunca en mi vida imaginé serlo. Pensé que sería una chica linda con su chico lindo y que ambos tendríamos bellísimos bebés y fin, esa sería mi historia. Algo aburrida.

Sí, esta habitación deben haberla achicado, porque yo recuerdo que antes esta repisa estaba mas atrás, no estaba tan cerca a la cama, había mas espacio. Diablos, ¿esta pasando el tiempo tan lento que hasta puedo medir este cuarto? Mejos dicho, ¿Quiero hacerlo? ¡¿Por qué no llegas?! Ya, son las siete.

En cualquier momento se asomará tu cabeza por esa puerta, te mostrarás apurado quizás y me pedirás perdón con esa sonrisa tan gloriosa que tienes, yo sucumbiré a tus brazos no sin antes hacerme la recentida como toda una señorita difícil. Luego nos dejaremos amar y podremos conversar antes de que te vayas por esa puerta tan inamovible. Maldita sea, ¡es inamovible! ¡Ya son las siete!

Quizás no debí ser puntual.

Busco el celular y te llamo. Timbra una vez y me cortan, sin comprenderte, no puedo evitar y llamo una segunda vez con todas las ansias asomandoseme entre los labios rojos. Contestas e inmediatamente digo "¿Hola?¿Edú?"

-¿Tú eres quién esta acostándose con mi esposo?- Me quedo paralizada ante la voz fría y acelerada de otra mujer. Olvidé la regla que me diste de escuchar la voz de quien me contestase primero y me maldije insistentemente. Balbucee y la voz, esta vez más áspera y gruesa repitió la frase anterior.

Respiré profundo y escuché tu voz en el fondo "Cariño, Ale, cuelga el celular" era tan calma, tan suave. Me hizo recordar multiples ocasiones cuando estabamos juntos, cuando pensé -tan cursi siempre- que ese tono era para mí, y tragué duro, tan amargo.

-Sí- respondí con sequedad, antes de colgar el teléfono y tirarlo sobre las sábanas que antes había acomodado para ti y para mí.

...

No hay comentarios: