domingo, 29 de noviembre de 2009

"Con un nudo en la garganta"

Este post viene con advertencia, sabes que me refiero a ti pero no pondré tu nombre. No lo leas, cierra la página o ignóralo y baja la barra espaciadora. Espera al siguiente post que este no es para que lo leas tú.

La vida es inesperada.

Quizás es por eso que muchas personas deciden quitársela, hay demasiadas coas que afrontar, tantas que abruman y el ser humano es -a veces- incapaz de soportar. Hay veces que yo pienso si lo puedo soportar ¡Y tan solo tengo dieciocho!

Aún me espera demasiado... Tanto que asusta, pero por eso también es que vale la pena la vida, porque nunca sabes que vendrá.

En este caso en particular, si sabía que vendría lo que vendría. Sí, siempre lo supe. Y no hice nada para remediarlo, quizas si lo hubiera hecho no hubiera llegado ese pedacito de realidad que no quería aceptar pero creo que ¿para qué forzar las cosas? Tarde o temprano sucedería, su onmipotencia cercenaría mi ser. ¡Y maldita sea siempre lo supe!

Todo tiene su final, o quizas lo nuestro acabo antes que pudiera comenzar. "Es bueno que todo tenga un final, sino me hastiaría" recuerdo eso, vaya casualidad. Había empezado a aceptar ese título nuevo, recientemente creado por él, había empezado a alegrarme mucho más con su presencia, había empezado a acostumbrarme a algo que no era del todo verdad. Sí, yo le pertenecí en ocasiones varias y él me perteneció, valiéndome de su palabra, pero ¿de verdad fui yo a quién él le perteneció? ¿no habré jugado el papel de ella? ¿y si lo jugué todo este tiempo sin saberlo? Yo no quería -ni quiero- ser su nueva u otra versión ¿de verdad lo habré sido? Quizas fui ella para él todo este tiempo, pero ya no importa, al final todo acabó y nuevamente ellos descanzarán en sus mutuos brazos.

Las cosas pasan por algo, las cosas pasan por algo.

Quizas si me lo repito varias veces termine por creérmelo y no me sienta mal.

Es irónico, un sábado en la noche inició todo y un domingo, con la luna rayando el cielo, terminó. Esa clase de detalles me hacen pensar que esto estuvo condenado a no avanzar como había imaginado tan tontamente. En estos momentos, los planes son un incómodo remember y la idea de tener que justificarse frente a una "nueva inquisición" segrega un agrio sabor en mi boca.

En fin, nada puede hacerse en contra de lo inevitable, solo sonreír bonito y hacerse la tonta.

Y olvidar ese nudo en la garganta que parece no querer pasar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Y qué se puede hacer nada mas que darle cara al presente y aceptarle? Si bien no es algo que agrade, si bien este daña, este duele y hasta mortifica el alma ¿qué ha de poderse hacer mas que sufrirse en silencio? ¿Acaso podrías haber dicho algo? ¿Existió acaso esa posibilidad? Son tantas preguntas, tantas... Las cuales se diluirán conforme pasen el tiempo y conforme te olvides de esto alguna vez pasó.