Con sus ojos enormes, ¡preciosísimos!, lo recuerdo. Una de las pocas memorias que tengo de él siento pequeño e indefenso. Un amor inolvidable.
Con sus zapatillas del largo de un lapicero, su juguete preferido en su mano izquierda y sus shorts con cuatro bolsillos así lo remembro. Un pedacito de cielo materializado en esta tierra, lleno de sentimientos bellos y de alma blanca. Solo así podría ser Diego.
Han pasado doce años desde ese recuerdo y desde que él tuvo aquella figura angelical tan adorable. Ahora ya es un adolescente que -tan increíblemente- conserva toda la dulzura de aquel niño que ya no está. En vez de transformarse en un irreconocible ha adquirido nuevos valores que agrega feliz a la canasta de su corazón rojo y de su sonrisa derrochadora de encanto.
Ahora no necesita muebles de los cuales apoyar sus suaves manitas, tiene el sostén de unas piernas fuertes que afirman su paso grácil y apurado. Ahora no necesita un biberón que acopañe sus tardes y sea llenado de mordiscos inocentes, puede tomar un vaso "de adulto" y pasearse a su propia gana por la casa. Ahora no necesita que la elección no caiga sobre él, su desarrollo ha generado en él un pensamiento personalizado que solo él posee y que le dirige hacia desiciones salidas directamente de él y solo él. Ahora no necesita el cuidado protector de nuestra madre, es un hombre -y cómo me ha costado admitirlo- que puede valerse por su cuenta y consta de valetía que, junto el suficiente poder, puede defenderse a sí mismo y quienes quiere.
Ahora Diego ya no es ese bebé hermoso de cinco años que recuerdo, ahora tiene diecisiete velas que circulan su pastel e iluminan su risa, sus mejillas y sus ojos.
Aquellos ojos que no han dejado de ser enormes, preciosos y pardos.
Este post es para ti, hermano querido, que has crecido tanto y que por fin soy capáz de notarlo. Hoy me siento tan orgullosa como nostálgica de levantar la vista y verte tan curioso como siempre lo has sido, y con esa cariñosa mirada que jamás cambiará.
Porque solo podía ser Diego.
Te amo, Pooh.
2 comentarios:
Para Diego, por ser todo lo que jamás pensé tener.
El mejor hermano que pudo jamás tocarme y que amo indefinida e irremediablemente.
¡¡Viva Super Pooh!!
Ohh, Chocolate. No sé qué decir. Ha sido una declaración de cariño irrefrenable y sincera.
A veces me gustaría poder tener la valentía de decir todo ello.
¿Es falta de valentía? no sé.
He notado que no, he notado que puedo reservármelo hacia mí mismo. Como las muchas cosas que guardo en mi mente. Sí de seguro es eso.
De seguro lo es, Diego, una bella persona. Lo es, no puedo dudarlo.
Me alegra, por otro lado, que existan personas como tú. Que puedan dedicar este tipo de cosas. Creo que tiene más 'pro' que 'contras'
Imagino que me falta 'algo mas de algo' o me 'sobra un poco de algo' por lo cual no quiero explayar las ideas subnormales.
Empero un agradecimiento a ti y a Diego por existir y saber cómo existir.
Saludos.
Publicar un comentario