Siempre me ha sido dificil tratar con Él, es de la clase de personas que mantiene sus ideologías a la antigua y cuya única actualizacón es esa laptop que carga consigo a todos lados.
AH también el contro remoto.
Nunca nos hemos llevado bien, somos dos personas parecidas -y me cuesta admitirlo- por lo que discutimos constantemente. Las sonrisas de nuestros rostros no duran lo suficiente para establecer lo que comúnmente se llamaría una "relación", nos une un cariño especial, muy nuestro, que en ocaciones filtra preocupación pero es eso, cariño y sangre.
Él se encarga de traer el "pan", yo de comermelo. Él se encarga de gritarme cuando hay discordia, yo de responder. Él se encarga de darme un beso en la cabeza cuando duermo, yo de hacerme la dormida para no responder. Podría seguir horas de horas; aun así no encontraría algo en que coincidamos.
Pocas veces nos hemos abrazado con todo ese amor meloso, esas miradas cálidas y esos "te quiero" melódicos, propios de la Familia Ingalls. No somos así.
Somos distantes... Muy distantes.
Pero eso es bueno, porque cuando le rodeo con mis brazos es real, cuando le doy un beso en la mejilla no es solo cortesía es verdadero cariño, cuando le digo "te quiero" es un "te amo" bien disimulado.
Sé que me ama, y no solo por ser la única mujer.
Me ama porque soy un esperma suyo, porque cuando nací cupe en su mano, porque actue por el Día del Padre esperándo verlo -lo que nunca pasó-, porque le cargo las maletas cuando le duele la espalda, porque gracias a mí tiene a Oro, porque tengo los ojos de su madre, porque yo fui la primera muestra de verdadero amor.
Sé que me ama, y yo le amo también.
Ese es nuestro cariño especial, nuestro lazo de sangre. Y no hace falta nada más. No importan las peleas, no importa que yo me gaste todo el sencillo en galletas, que él quiera ver sus partidos a la hora del almuerzo, que ambos queramos a la perra al mismo tiempo. Nada de eso importa.
Porque él me ama y yo le amo.
Pero no nos lo decimos, y quizás jamás lo hagamos, porque no hace falta.
Nunca esto verás, no lo permitiré, porque así esta bien, porque contigo lo agridulce sabe bien. Y somos un caso perdido que no necesita arreglo, solo una sonrisa de vez en cuando, un beso en la frente y el control en la mano.
Te amo papá.
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